Wednesday, July 31, 2013

Consejos para la escuela española


Estimada Carolina,
            Mi madre me dice que vas a asistir a la escuela española de Middlebury el verano que viene.  ¡Qué emocionante!  Mis semanas en Middlebury hasta ahora han sido tan divertidas, y me alegra que quieras aprender español también.  Podremos hablar en español muy pronto.  Este programa te ayudará mucho.  Mi madre me sugirió que te dé unos consejos para tu estadía aquí.  Estoy feliz de ayudarte con recomendaciones.  Es un programa muy intensivo, por eso es importante que estés preparada, tanto para el ambiente social y físico como para los estudios.             
En primer lugar, el clima tiene mucha variedad en Middlebury, y yo no estaba preparada para eso cuando llegué.  Te aconsejo que traigas varias chaquetas distintas, un paraguas (o tres, si vas a perderlos fácilmente como lo hago), un ventilador para tu cuarto, y un traje de baño para excursiones a los lagos y ríos.  También, los mosquitos son horribles, por eso trae protección como ¡Off! o algo así.  Para tu cuarto, además, recomiendo que no te falte una alfombra, porque el suelo no tiene moqueta y es muy duro y se pone sucio fácilmente. 
            Espero que estas cosas, más las necesidades obvias, te hagan sentir cómoda.  En el tópico de academia, no necesitas muchos materiales antes de llegar.  Tus libros estarán en la librería en el campus, y aparte de ellos, solamente querrás un cuaderno, unos lápices y unos bolígrafos, todo de lo que se vende en la librería también.  Pero si tienes una impresora, tráela, y tu vida será mucho más simple.  El sistema de imprimir por la red aquí no es fiable todo el tiempo.  Sin embargo, lo que es más importante es que te prepares para trabajar arduamente, porque tendrás cuatro horas de clase cada día, empezando temprano por la mañana, y después, hay que hacer mucha tarea.  Es posible que puedas terminar los deberes antes de la cena, o aún más pronto, si quieres participar en las actividades co-curriculares. Y sugiero que termines temprano con la tarea, porque las actividades son muy divertidas.
            La escuela española tiene clases de tango, salsa y mi favorita―zumba.  Además, hay clases de pronunciación, presentaciones en temas distintos cada semana, tertulias, y más.  Las presentaciones en particular son muy buenas para tu aprendizaje; los temas son cautivadores y es fácil para escuchar y mejorar tu vocabulario o acento, aunque no entiendas todo lo que se dice.  A muchas personas les gusta jugar deportes en contra de los equipos de las otras escuelas, y puedes mirar los partidos también.  Si no te gustan los deportes, recomiendo que corras o vayas al gimnasio algunas veces cada semana, porque tu cerebro va a necesitar un descanso, y ejercicio funciona muy bien en este esfuerzo.  Middlebury tiene un montón de pasatiempos, y aprovéchalos―mejorarán tus habilidades de la lengua tanto como las clases.  ¡Felicidades por tu admisión al programa y buena suerte, chica!
            Saludos,
            Maddie

Thursday, July 25, 2013

Un giro hacia lo desconocido


        Cuando tenía once o doce años, empecé a desarrollar un interés en el diseño de la moda.  Si se pudieran ver todos mis papeles y ensayos de la escuela secundaria y la universidad ahora, se verían dibujos incontables de las mujeres en unos vestidos de mi propio diseño.  Yo investigaba a todos los diseñadores y trataba de aprender sus nombres y estilos de memoria y emparejarlos desde sus anuncios en las revistas.  En el colegio, empecé las clases de coser e hice prendas para unos desfiles de moda de estudiantes que pasaron en Pittsburgh.  Fueron muy divertidos, y mis habilidades de crear la ropa mejoraron.  Por fin, tuve una colección de fotos de dibujos y vestidos para mis solitudes de las universidades, y fui aceptada a mi programa favorito de desfile de moda, en Cornell.  
            Un día, durante la semana de exámenes finales en Cornell, estaba en mi cuarto, tratando de estudiar para lo que parecía el decimoquinto examen esa semana.  Era mi tercer semestre en Cornell ya, y mi tercera serie de exámenes finales y proyectos grandes de diseño.  Es posible que estuviera un poco loca a esa hora, después de dos o tres exámenes, pero no recuerdo exactamente en lo que estaba pensando.  Solamente sé que estaba demasiado agitada para sentarme quietamente decidí correr afuera por algún tiempo.  Sin embargo, Cornell está en Ithaca, Nueva York.  En diciembre, el clima está más o menos horrible todo el tiempo y aproximadamente mil grados bajo cero.  Pero me fui del dormitorio, emocionada por el aire tonificante, con guantes y sombrero para alguna protección. 
            Afuera, estaba bellísimo.  Había pasado suficiente tiempo desde la última nieve y los senderos estaban limpiados para correr fácilmente, pero la nieve en el césped todavía estaba blanca pura, sin manchas del lodo o los humos de los autos.  Corrí por el aire frío por triente minutos, y terminé al lado de un desfiladero cerca  de mi dormitorio.  Eran casi las cinco de la tarde, y la puesta del sol estaba allanando rápidamente.  Con las endorfinas fluyendo, escuché el agua en movimiento y estiré mis músculos. 
            Entonces, me paré.  Lo supe.  Era tan claro como el agua que estaba chorreando en el desfiladero.  No quería ser una diseñadora.  Odiaba el trabajo en el estudio.  No era feliz, no me gustaban mis clases y quería estudiar algo académico.  Quería leer libros y estudiar en la biblioteca con mis amigos.  Todavía me gustaba la idea de ser una diseñadora, pero sabía que quería experimentar los años de universidad en la manera “normal,” y después, quizás, pudiera podía la moda.  Quería ser una estudiante y tomar clases difíciles sin razón específica y lo más importante―quería escribir.  Quería escribir a pesar de que sabía que no era un trabajo estable; quería escribir aunque no supiera que tenía una novela en mí o no.  Quería escribir porque siempre había querido escribir, solamente no podía confesarlo. 
            Cambié mi especialidad esa semana a inglés.   Tuve que correr todo el camino al cuarto de mi amiga para decirle mi decisión porque si no le decía a alguien, iba a cambiar de pensar otra vez.  No me gusta el cambio mucho y odio lo desconocido.  Me gustan los planes y las cosas ciertas y lógicas, pero ahora, no tengo ningún plan especifico para mi carrera después de la universidad y estoy bien.  Me encanta escribir y leer y recibir créditos por estas cosas en la universidad.  No me di cuenta de que tenía un conflicto de intereses en mi vida hasta que la solución del conflicto llegó a ser innegable.  Quizás habría sido mejor si hubiera descubierto mis deseos más pronto, pero todavía tengo tiempo.  He tomado un giro hacia lo desconocido, y ha valido el riesgo hasta ahora. 

Wednesday, July 24, 2013

La patria


Lo siento, amigos, es un poco más largo que tres minutos.  ¡No puedo hablar suficiente rápido para tocar cuatro ejemplos en tres minutos!  

Thursday, July 18, 2013

Un poco sobre mí


No puedo vivir sin música.  No me importa mucho si otros piensan que me visto de manera excéntrica o poco práctica, o como una niña que le gustan las princesas.  Me importa más si todos piensan que soy amable, pero trato de no preocuparme de esto, porque sé que nunca se puede complacer a todos.  Tengo el pelo moreno y muchas pecas, especialmente en el verano.  Muchos desconocidos me dicen que les gusta mi pelo corto.  Soy muy íntima con mis hermanas, una mayor y una menor, y con mis amigos, también.  Me gustan los secretos, y reír, cantar y bailar.  
Ahora, un cuento pequeñito que pienso explicar un poco sobre mi: en mi primer año de la universidad (asisto a Cornell, y será el tercer año este otoño) tenía una amiga se llama Kiran.  Nos conocimos por otros amigos y nos llevábamos bien, pero nunca fuimos mejores amigas.  Una noche, cuando hacía unas semanas que habíamos sido amigas, fuimos a una fiesta con otros amigos.  Después de algún tiempo, todos en nuestro grupo decidieron salir para otra fiesta.  Cuando estábamos caminando, me di cuento de que Kiran no estaba con nosotros, y regresé a la casa para buscarla.  Encontré ella flirteando con un chico y ella se veía enojada de que yo hubiera interrumpido.  Le pregunté a Kiran si quería quedarse allí y si podría llegar a su habitación sin peligro.  Kiran me dijo, “si.”  Fui a la otra fiesta. 
Otra noche, estábamos en la casa de una fraternidad y fui arriba con un chico.  Todo estaba bien, pero no quería quedarme con él y no quería caminar a mi habitación sola en la mitad de la noche.  Por eso, a las tres, les mandé un texto a mis amigas en el primer piso – solamente Kiran y otra chica – y les pregunté si querían salir.  Kiran no respondió por quince minutos o más, y la otra chica ya había salido.  Cuando Kiran respondió por fin, dijo que ya había salido también, sin pedirme perdón o expresar preocupación.  Le pedí caminar conmigo al chico, aunque él vivía en la casa, y mi dormitorio no estaba cerca.  Pero llegué a mi cuarto con seguridad.